Acaba de terminar «La Cumbre del Clima» en la ciudad egipcia de Sharm el Sheikh. Esta cumbre es también conocida como la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas o COP27  

Pero ¿Para qué sirven estas reuniones? 

La primera COP tuvo lugar en Berlín, en 1995 y fue presidida por la ex canciller alemana Angela Merkel. Por primera vez en la historia se reconocía que teníamos un problema global: el cambio climático, provocado por desarrollo insostenible de nuestros países.  

Entre las múltiples causas del cambio climático están el uso desproporcionado de los combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón, que cuando se queman para generar energía provocan los gases de efecto invernadero que destruyen la capa de ozono que protege nuestro planeta. La deforestación y la destrucción de la naturaleza, incluso de nuestra amazonía, que podrían ayudarnos a revertir esta contaminación capturando estos gases nocivos; la ganadería y la agricultura intensiva que destruye, erosiona y contamina el suelo y utiliza fertilizantes nocivos para la salud y el medio ambiente. El fomento de hábitos de consumo que dañan la salud y el medio ambiente, los gobernantes inconscientes e incapaces de formular políticas preventivas para que las ciudades crezcan de manera adecuada, con sistemas de reciclaje, tratamiento de aguas residuales, transporte público sostenible, servicios públicos de calidad para todos, la falta de planes de inversión en energías renovables y, en general, todos mirando hacia otro lado, haciendo negocios con todo e ignorando todos los consejos de los científicos.

A pesar de que ya llevamos 27 años de reuniones donde participan más de cien países para hablar sobre la problemática del cambio climático y de cómo revertir los nefastos efectos de la contaminación medioambiental de nuestro planeta, las decisiones que han tomado nuestros gobernantes siguen siendo pobres y mediocres. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) existe desde 1988 y ha estado emitiendo informes de evaluación sobre los graves riesgos que supone el cambio climático para la vida en la tierra y todos llevamos 25 años ignorándolos. 

Ahora vemos con horror las consecuencias: huracanes terribles, lluvias torrenciales que arrasan con pueblos enteros, el descongelamiento de nuestros glaciares, el aumento del nivel del mar, sequías prolongadas que están arruinando las cosechas e impidiendo el abastecimiento de alimentos para la población y haciendo escasear el agua potable, veranos exageradamente calurosos que provocan incendios forestales como nunca antes habíamos visto. Nuestras ansias de modernidad y desarrollo económico a cualquier precio nos están pasando factura.  

Ahora llaman “eco ansiedad” al estrés que padecen las personas, especialmente los jóvenes al ver que, ante este panorama, nos queda muy poco tiempo para solucionar esta super crisis. Por este motivo, activistas medioambientales como Greta Thunberg el año pasado en el Foro de la Juventud por el Clima en Milán se mofó de los políticos mundiales, cansada de tanto blablabla y ante la falta de voluntad política por solucionar el problema: “nuestras esperanzas y sueños se ahogan en sus palabras vacías y promesas”. Por supuesto que necesitamos hacer un dialogo constructivo, pero a dónde nos han llevado 30 años de blablabla?? 

 

En esta COP27 los líderes mundiales han querido centrar la atención en las “pérdidas y daños”, es decir, cómo crear un fondo económico para ayudar a los países más pobres que sufren las consecuencias del cambio climático sin haber contribuido a ello, lo que ahora llaman “justicia climática”. Sin embargo, una vez más los países más ricos del planeta, responsables de la contaminación mundial y, por tanto, del cambio climático, no han conseguido ningún acuerdo relevante. Siguen sin entregar los 100.000 millones de dólares anuales que prometieron en la COP26 de Glasgow, y siguen sin tomar una decisión firme sobre cómo reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, principal causante de esta crisis. La sensación generalizada, es una vez más, de una gran decepción. Además, la ONG Corporate Accountability ha denunciado que en esta Conferencia han participado más de 636 lobistas o personas vinculadas con empresas de petróleo, gas o carbón. ¡La pobre Greta y todos los líderes medioambientales deben estar tirándose de los pelos, una vez más! 

Los miembros de la Red Diáspora Afroamerica nos sentimos indignados ante esta falta de voluntad política y exhortamos a la población que busque y apoye a los grupos locales de sus países que luchan contra el cambio climático. Por fortuna, en todas partes hay innumerables proyectos sostenibles muy buenos impulsados por personas que sí son esos héroes que todos necesitamos en nuestras vidas. Dedícales tiempo, únete a ellos, comparte información relevante con tus amigos y por lo menos puedes devolver un poquito de amor a este hermoso planeta que ahora está en peligro. 

Lee la nota de Prensa de la ONG Corporate Accountability

Aquí puedes leer las conclusiones de esta COP27

En este video puedes ver la historia de la COP.